Nacho Abad corta a Santiago Abascal en Mediaset por lo que dice de Pedro Sánchez: “Es una acusación muy gruesa”.
Santiago Abascal ha realizado unas afirmaciones en ‘En boca de todos’ que Nacho Abad le ha reconvenido en directo.

La reciente intervención del líder de Vox, Santiago Abascal, en el plató del programa En boca de todos, conducido por Nacho Abad, en la cadena Mediaset España ha desencadenado un momento de tensión que ha puesto de relieve la línea entre el periodismo-entrevista y la reacción directa ante afirmaciones con alta carga política.
Abascal aseguró que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, estaría promoviendo la regularización masiva de inmigrantes con el objetivo de “alterar el censo electoral” y convertir a los nuevos nacionalizados en votantes de su partido.
Esta acusación provocó un corte inmediato por parte de Nacho Abad, quien afirmó que se trataba de “una acusación muy gruesa”.
Hasta ese momento, Abascal había afirmado que la inmigración, y en particular la nacionalización acelerada de personas que no han nacido en España, formaría parte de una estrategia que vulnera la democracia “al convertirla en un sistema autocrático”.
El presentador no dudó en intervenir. Tras escuchar la afirmación sobre que Sánchez habría llegado al poder “de forma ilegítima e ilegal” y que “debería dar cuenta en los tribunales”, Abad le replicó que no había pruebas de imputación contra el presidente y que el discurso inducía a conclusiones graves sin fundamento demostrable.
Este cruce es relevante porque muestra la dinámica entre las declaraciones de un dirigente político de primer nivel y la reacción de un presentador que ejerce su labor de moderación.
El programa generó debate al interior del plató y fuera de él: algunos colaboradores reprocharon a Abad que no hiciera preguntas más incisivas sobre otros asuntos que afectan al partido de Abascal, lo que puso en entredicho la imparcialidad del espacio .
La entrevista se transformó en algo más que un intercambio de preguntas y respuestas: se convirtió en un pulso entre relato político-partidista y la responsabilidad del entrevistador.
Cuando Abascal acercó la acusación al terreno judicial —asegurando que “todo el entorno” de Pedro Sánchez está siendo juzgado—, Nacho Abad señaló que el presidente no está imputado y le pidió presentar evidencias.
Esa insistencia del presentador para matizar la gravedad de las afirmaciones representa un ejercicio de control en el discurso público.
El contexto político actual deriva en que este tipo de polémicas adquiere mayor transcendencia.
En una época en la que la inmigración es un tema muy presente en la agenda mediática y electoral, la argumentación sobre alteración del censo o nacionalizaciones con objetivo político adquiere un tinte de alta carga ideológica.
Abascal no sólo plantea un diagnóstico sobre la situación migratoria, sino que la liga al funcionamiento interno del sistema democrático y a la legitimidad de las instituciones.
Para el espectador habitual de En boca de todos, el momento fue llamativo por la ruptura del guion habitual: el presentador interrumpió, apuntó a la desproporción de la afirmación y subrayó la necesidad de matizar hechos antes de lanzar conclusiones tan drásticas.
Esa acción revela que en plató, la tensión entre libertad de expresión y responsabilidad informativa puede cristalizar en momentos virales.
Asimismo, la reacción en redes sociales y webs de actualidad se multiplicó tras la emisión.
Algunos usuarios reconocían que no esperaban un corte tan inmediato por parte del moderador, mientras otros consideraban que el presentador había permitido excesiva difusión de un discurso sin evidencias.
Detrás de este cruce, se proyecta también una reflexión sobre el papel de los presentadores en los debates políticos: ¿deben limitarse a escuchar o deben intervenir? ¿Cuándo entra en juego la responsabilidad editorial?
Desde la perspectiva del partido Vox, este tipo de intervenciones forma parte de su estrategia de situarse como alternativa, de denunciar lo que consideran fallos de los poderes establecidos y de dar voz a interpretaciones diferentes del fenómeno migratorio y del sistema político.
Sin embargo, desde la esfera periodística, surgen cuestiones sobre la distancia entre hechos probados y afirmaciones polémicas.
El moderador Nacho Abad, al frenar la declaración de Abascal, puso de manifiesto ese dilema.
Es indispensable también abordar la dimensión comunicativa del fenómeno.
La frase de Abascal —“Pedro Sánchez está convirtiendo la democracia en un sistema autocrático”–— está destinada a generar impacto, a despertar la alarma y a movilizar a determinados electorados.
Frente a ella, la réplica inmediata del entrevistador —“¿sin pruebas?”– cumple la función de recordarle al público que tales afirmaciones requieren sustento.
Este contraste revela una creciente tensión entre la comunicación política y la moderación mediática.
Por último, la relevancia del momento puede apreciarse en el contexto más amplio de los medios y la política española.
El hecho de que una cadena de televisión de primer nivel interrumpa una declaración política en directo remite a cómo hoy los presentadores actúan también como guardianes del discurso público, no sólo como entrevistadores pasivos.
Y al hacerlo, generan titulares, debates y reflexiones sobre la calidad del discurso político y su alcance.
En conclusión, la entrevista en En boca de todos protagonizada por Nacho Abad y Santiago Abascal deja claro que en el actual panorama mediático-político español el intercambio de ideas ya no es solo cuestión de quién habla, sino de cómo se controla lo que se dice y se transmite.
Cuando una acusación “muy gruesa” emerge en directo, es responsabilidad tanto del político que la lanza como del moderador que decide cuándo intervenir, pausar o incluso cortar esa afirmación.
Y ese momento no es menor: es un síntoma de los nuevos equilibrios entre poder político y poder mediático.