Ábalos se acoge a su derecho a no declarar y Anticorrupción no pide prisión pero las acusaciones sí.
De momento el magistrado no ha tomado ninguna decisión tras la vista de medidas cautelares.

El exministro de Transportes, José Luis Ábalos, se ha acogido a su derecho a no declarar ante el juez del caso Koldo, Leopoldo Puente.
Por su parte, el fiscal Anticorrupción, Alejandro Luzón, no ha pedido prisión para el exsecretario de Organización del PSOE, algo que sí que han hecho las acusaciones particulares, lideradas por el PP.
De momento el magistrado no ha tomado ninguna decisión tras la vista de medidas cautelares y la declaración que ha terminado en 40 minutos.
Según las fuentes presenciales consultadas por ElPlura.com, el exministro ha explicado que se acogía a su derecho a no declarar porque “se siente indefenso” después de lo ocurrido con el que ha sido hasta ahora su abogado, al que ha tratado de renunciar en el último momento, pero que el magistrado Puente le ha obigado a mantener, al menos, en su declaración de este miércoles, y mañana con el que fuera su asesor Koldo García.
La resolución de Puente requería a Ábalos para que en plazo de tres días hábiles designe nuevo letrado, y subraya que, en caso de no hacerlo, procederá a serle nombrado uno de oficio, tal y como él ha solicitado esta misma mañana, aunque solo lo pretendía para la declaración de mañana.
Tan pronto como comparezca en la causa el nuevo letrado/a, asumiendo la defensa de Ábalos, se tendrá por efectuada la renuncia y cesará en su función en esta causa especial el letrado José Aníbal Álvarez García, siendo sustituido por el nuevamente designado o asignado de oficio.
Más de 95.000 euros sin rastro bancario.
Cabe recordar que Ábalos estaba citado a declarar tras recibir el juzgado un informe de la UCO.
En dicho informe, la UCO detectó 95.437,33 euros desembolsados por el ex ministro de Transportes sin justificación bancaria, entre los que destacaba 20.799,40 euros de gastos “personales con cargo a una fuente de ingresos no declarada”.
Además, la Guarda Civil reflejó que el PSOE pagó con dinero efectivo en sobres a Ábalos.
Algunos de esos pagos, explicó, tenían respaldo documental en lo aportado por el Partido Socialista como compensación por gastos, pero otros no.
La UCO detalló que Koldo y su entonces mujer, Patricia Uriz, verbalizaban en sus conversaciones de WhatsApp que parte del dinero que gestionaban, en efectivo o a través de sus cuentas, no era suyo, sino de Ábalos, y que se referían a él como “chistorras” (billetes de 500 euros), “soles” (200 euros) y “lechugas” (100 euros).
El caso Koldo, que ha salpicado a varios miembros del anterior Gobierno y del PSOE, se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la corrupción política en España.
La presión mediática y social sobre Ábalos es máxima, especialmente tras la publicación de los informes de la UCO y las revelaciones sobre los pagos en efectivo.
Las acusaciones particulares, lideradas por el Partido Popular, han intensificado su ofensiva judicial y política, exigiendo medidas cautelares y la depuración de responsabilidades.
La postura de la Fiscalía Anticorrupción, que no ha solicitado prisión preventiva, ha generado debate en el ámbito jurídico y político.
Algunos sectores consideran que la decisión responde a la falta de pruebas concluyentes, mientras que otros la interpretan como una muestra de prudencia ante la complejidad del caso.
El magistrado Leopoldo Puente, por su parte, ha optado por mantener la cautela y no tomar decisiones precipitadas, a la espera de que se esclarezcan los hechos y se garantice el derecho de defensa de Ábalos.
El futuro procesal del exministro está marcado por la incertidumbre.
La resolución del juez sobre la designación de nuevo letrado y las próximas declaraciones serán determinantes para el avance de la causa.
El posible nombramiento de un abogado de oficio, si Ábalos no designa uno en el plazo establecido, refleja la gravedad de la situación y la necesidad de garantizar la defensa jurídica del investigado.
El caso Koldo pone de relieve la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas en la gestión pública.
Los pagos en efectivo, la falta de justificación bancaria y la aparición de términos en clave para referirse al dinero evidencian la existencia de prácticas opacas que deben ser investigadas y, en su caso, sancionadas.
La actuación de la UCO y de la Fiscalía Anticorrupción es fundamental para esclarecer los hechos y recuperar la confianza de la ciudadanía en las instituciones.
En conclusión, el silencio de José Luis Ábalos ante el juez, la presión de las acusaciones y la investigación sobre los fondos sin rastro bancario configuran un caso judicial de gran relevancia en la política española.
El desenlace de la causa dependerá de la capacidad de los órganos judiciales para esclarecer los hechos y garantizar el derecho de defensa, así como de la voluntad de los responsables políticos de asumir las consecuencias de sus actos.
El caso Koldo es, en definitiva, un ejemplo de los retos que enfrenta España en la lucha contra la corrupción y en la construcción de una democracia más transparente y responsable.