El fantasma del Caso Malaya vuelve a escena. Después de 19 años fugado, la policía ha detenido finalmente a Carlos Fernández, uno de los nombres más buscados de la corrupción marbellí. Su captura, confirmada por fuentes judiciales, pone fin a casi dos décadas de misterio, silencios y pistas falsas que convirtieron su huida en una de las más comentadas de la historia judicial española. Fernández, exconcejal del Ayuntamiento de Marbella, desapareció en 2006 justo antes de ser juzgado por el escándalo urbanístico que sacudió al país. Desde entonces, su paradero fue un enigma: rumores de Argentina, movimientos financieros opacos y supuestas apariciones nunca verificadas. Ahora, su detención reabre un capítulo que muchos creían cerrado. ¿Cómo logró escapar durante tanto tiempo sin dejar rastro? ¿Quién lo ayudó a mantenerse oculto? La justicia tiene por fin al prófugo del Caso Malaya entre rejas, pero su regreso plantea un nuevo interrogante: ¿qué secretos guardó durante 19 años y a quién podrían comprometer ahora?|TH

El exconcejal marbellí ha sido detenido en Barajas tras haber huido a Argentina en 2006 y pasar de siervo de Gil y Gil a ser su enemigo

El exconcejal marbellí Carlos Fernández, el último prófugo del caso Malaya, ha sido finalmente detenido en España tras aterrizar en el Aeropuerto Adolfo Suárrez Madrid- Barajas.

Fernández huyó hace casi dos décadas y está vinculado al Caso Malaya, una de las mayores tramas urbanísticas de nuestro país.

Tras ser detenido, Carlos Fernández ha sido trasladado a los calabozos de la Audiencia Nacional, según ha publicado El Confidencial.

Pero, ¿cuál es la historia del exconcejal marbellí?

Carlos Fernández, el regreso del prófugo del caso Malaya

Hace tan solo varios meses que Carlos Fernández regresó a España tras permanecer casi dos décadas refugiado en Argentina.

Entonces, su retorno no tuvo repercusión judicial: las diez causas abiertas en su contra han prescrito, y la Corte Suprema argentina ya había rechazado en 2022 la solicitud de extradición presentada por España.

Así, Fernández volvió como un hombre libre, cerrando uno de los últimos capítulos pendientes del caso Malaya, el mayor escándalo de corrupción urbanística de la democracia española.

Montaje de Carlos Fernández

Pero la suya no es solo la historia de un fugitivo.

Fernández fue actor principal en el auge y la caída del llamado gilismo en Marbella: primero como colaborador estrecho de Jesús Gil, y después como uno de sus más firmes opositores dentro del Partido Andalucista (PA).

Su evolución política, su paso por los años más convulsos del urbanismo marbellí y su desaparición justo antes de ser arrestado lo convirtieron en un personaje rodeado de controversia.

Hoy, su figura continúa suscitando interrogantes sobre justicia, poder e impunidad.

Los orígenes: del deporte al poder local

Fernández inició su trayectoria pública en 1991, como concejal de Deportes durante el primer mandato de Jesús Gil en el Ayuntamiento de Marbella.

Representaba la cara joven y dinámica del Grupo Independiente Liberal (GIL).

Su ascenso fue rápido en una ciudad seducida por el estilo populista y mediático de Gil. Montaje de Carlos Fernández y Jesús Gil | Montaje propio

A mediados de los noventa acumuló influencia como organizador de torneos y eventos deportivos, y se convirtió en un rostro habitual en los actos institucionales del gilismo. Promovió competiciones de golf con el objetivo de atraer inversiones y mejorar la imagen municipal.

Sin embargo, la relación con Gil se fracturó bruscamente: el alcalde lo acusó públicamente de corrupción y lo expulsó de su equipo de gobierno “por ladrón”.

Desde entonces, Fernández inició un proceso de ruptura con el gilismo que culminaría años más tarde, ya desde la oposición, como uno de sus principales críticos.

La conversión: del gilismo al Partido Andalucista

En 2003, el desgaste del GIL era evidente. Fernández se integró en el Partido Andalucista y asumió el papel de portavoz municipal.

Aquel mandato estuvo marcado por la inestabilidad política y por la moción de censura que desbancó a Julián Muñoz y situó a Marisol Yagüe al frente del consistorio con apoyo del PA.

Junto a  Isabel García Marcos, Fernández formó parte de un gobierno que prometía regenerar el Ayuntamiento y limpiar su imagen.

Sin embargo, la ilusión duró poco: en 2004,  Yagüe lo destituyó alegando “irregularidades” en su gestión.

Para entonces,  ya pesaban sobre él varias denuncias por malversación y apropiación indebida, entre ellas una condena por quedarse con más de 80.000 euros del Club de Fútbol San Pedro de Alcántara durante su etapa como edil de Deportes.

Pese a ello, mantuvo su acta de concejal hasta la irrupción del caso Malaya en 2006.

El caso Malaya y la desaparición

El 29 de marzo de 2006, la policía irrumpió en el Ayuntamiento de Marbella y detuvo a numerosos cargos públicos acusados de integrar una red de cohecho y blanqueo de capitales liderada por el asesor urbanístico Juan Antonio Roca.

Fue el principio del fin para la estructura de poder heredada del gilismo. Solo un concejal no fue arrestado: Carlos Fernández.

Montaje de Carlos Fernández | Montaje propio

Había desaparecido poco antes del operativo. Según su versión, estaba realizando el Camino de Santiago, pero nunca regresó.

Con una condena ya firme por malversación e imputaciones por cohecho y tráfico de influencias, Fernández pasó a ser uno de los prófugos más buscados del caso.

Algunos informes policiales lo señalaban como intermediario en el reparto de comisiones ilegales.

Hubo rumores sobre una posible colaboración con la justicia, algo que tanto la UDEF como la Fiscalía Anticorrupción negaron rotundamente. Aun así, esa hipótesis continúa alimentando el misterio.

Una huida protegida

Su fuga resultó tan repentina como eficaz. Mientras otros concejales acababan entre rejas, Fernández logró escapar y desaparecer casi veinte años.

Se estableció en la ciudad argentina de La Plata, donde comenzó una nueva vida como consultor y asesor político de candidatos locales. Formó una familia y se mantuvo alejado de la vida pública española.

Desde España, su hermano —abogado— intentó durante años que se reconociera la prescripción de las causas, mientras su familia defendía su inocencia y hablaba de “exilio”.

En Marbella, persistía la duda: ¿cómo había logrado eludir la extradición?

En 2017, tras once años prófugo, se presentó voluntariamente ante la justicia argentina.

Pero la Corte Suprema denegó su entrega, al considerar que los delitos estaban prescritos según la legislación española.

Intentos frustrados de regreso

Convencido de que ya no tenía causas pendientes, Fernández trató varias veces de regresar a España.

Sin embargo, en cada intento la Policía Federal argentina lo detenía por una antigua orden internacional aún vigente desde 2006.

Él mismo relató a medios españoles que llegó a presentarse en el aeropuerto con un salvoconducto expedido por la Embajada de España, pero fue interceptado antes de embarcar.

Durante años, vivió en un limbo legal: libre en Argentina, pero sin poder salir del país.

Montaje de Carlos Fernández y Jesús Gil | Montaje propio

Finalmente, en diciembre de 2022, la Corte Suprema argentina confirmó de manera definitiva la prescripción de todas las causas, incluida la pieza conocida como Saqueo II.

“Lo que no me dio mi país me lo dio Argentina”, declaró entonces, sin precisar cuándo volvería.

Un regreso sin ruido

En junio de 2025, Carlos Fernández regresó finalmente a España.

Lo hizo sin cámaras, sin declaraciones públicas y sin consecuencias judiciales: ya no existían causas ni órdenes activas contra él.

A sus 59 años, ha vuelto a Marbella como un ciudadano libre, aunque con un pasado lleno de sombras.

Varios meses después, el exconcejal ha vuelto a España donde ha sido detenido.

Su nombre ha vuelto a devolver a la actualidad una de las etapas más oscuras de la política municipal y el mayor caso de corrupción urbanística de la historia reciente.

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