Rosa Villacastín habla claro sobre la bochornosa dimisión de Mazón: “Hay que ser golfo”.
La periodista arremete tras la renuncia del president y las víctimas celebran el fin de una gestión marcada por la DANA.

La política valenciana ha vivido uno de sus episodios más intensos y controvertidos con la dimisión de Carlos Mazón como president de la Generalitat Valenciana.
El anuncio, realizado en una declaración institucional sin preguntas desde el Palau, ha llegado tras un año marcado por la polémica gestión de la DANA, una catástrofe que dejó una huella imborrable en la sociedad y que ha sido el detonante del desgaste político y social del líder del Partido Popular.
La renuncia de Mazón no solo ha sido recibida con alivio por las víctimas, sino que ha desatado una ola de reacciones entre periodistas y figuras públicas, destacando la contundente opinión de Rosa Villacastín.
La periodista, reconocida por su trayectoria y su estilo directo, reaccionó con firmeza ante la noticia.
En sus redes sociales, Villacastín no dudó en calificar la actitud de Mazón como “bochornosa”, criticando especialmente su intento de responsabilizar al Gobierno central por las consecuencias de la DANA.
“Hay que ser golfo para que Mazón culpabilice al Gobierno Central de la DANA”, escribió, reflejando el hartazgo de una parte de la sociedad ante la falta de autocrítica y el intento de eludir responsabilidades.
Para Villacastín, la gestión del PP en situaciones de crisis ha sido un “desastre”, recordando episodios como el 11M o el abandono de ancianos en residencias de Madrid durante la pandemia, donde fallecieron más de 7.000 personas.
Ahora, la DANA suma un coste humano de 298 víctimas, lo que pone de manifiesto la gravedad de la situación y la necesidad de una reflexión profunda sobre la gestión pública.
La presión interna en el Partido Popular fue creciendo a medida que se evidenciaba el deterioro de la imagen pública de Mazón. La dirección nacional, encabezada por Alberto Núñez Feijóo, valoró su relevo tras meses de críticas y desgaste.
El funeral de Estado por las víctimas, celebrado la semana pasada, fue el escenario donde se hizo patente el rechazo de los afectados.
Rosa María Álvarez, presidenta de la Asociación Víctimas Mortales DANA 29-O, aseguró que “ni dimite, ni lo hacen dimitir.
Lo dimitimos las familias y todas las personas que nos han apoyado durante doce meses”.
Según Álvarez, la presencia de Mazón en el funeral precipitó su salida, ya que los abucheos y el malestar de las familias evidenciaron la falta de empatía y de autocrítica del expresident.
Durante su comparecencia, Mazón reconoció “errores propios” en la gestión de la catástrofe, aunque reiteró la “falta de ayuda clamorosa” del Ejecutivo central.
“Pedimos ayuda y jamás la recibimos”, aseguró, lamentando no haber tenido “la visión política de cancelar mi agenda y desplazarme”.
Sin embargo, estas palabras no han convencido a la opinión pública ni a las víctimas, que consideran que la autocrítica ha sido insuficiente y que la estrategia del expresident ha estado marcada por la externalización de responsabilidades y la negación de los errores propios.
El impacto mediático de la dimisión ha sido inmediato. Las portadas de los principales diarios nacionales y autonómicos han reflejado el desenlace de una crisis que ha puesto en cuestión la capacidad de respuesta de las instituciones valencianas y la gestión del Partido Popular en situaciones extremas.
La opinión de Rosa Villacastín ha resonado con fuerza, convirtiéndose en símbolo de la indignación que recorre a la sociedad tras la tragedia de la DANA.
Para la periodista, la falta de transparencia y la negativa a asumir responsabilidades son elementos recurrentes en la gestión del PP, lo que alimenta el debate sobre la necesidad de rendición de cuentas y de respeto por la verdad en la política.
La reacción de las víctimas, que celebran el fin de la etapa de Mazón, pone de manifiesto la importancia de la presión social y de la movilización ciudadana en la rendición de cuentas de los líderes políticos.
La exigencia de justicia, reparación y dignidad ha sido constante durante el último año, y la dimisión del expresident representa una victoria para quienes han luchado por el reconocimiento de los errores y por el respeto a las víctimas.
El testimonio de Rosa María Álvarez y de otras familias afectadas ha sido fundamental para visibilizar el sufrimiento y para exigir una respuesta adecuada a la tragedia.
El futuro de la Comunidad Valenciana queda ahora en manos del Partido Popular y Vox, que deberán consensuar la sucesión de Mazón y afrontar el reto de recuperar la confianza ciudadana.
La crisis interna del PP, agravada por la gestión de la DANA y por la polémica en torno a la actuación del expresident, pone en evidencia la fragilidad de los consensos y la dificultad de superar el desgaste reputacional derivado de decisiones controvertidas.
La necesidad de transparencia y de eficacia en la gestión pública será clave para restablecer el vínculo entre representantes y representados.
La intervención de Rosa Villacastín, lejos de ser una mera opinión, se convierte en un ejemplo de periodismo crítico y de compromiso con la verdad. Su capacidad para señalar las contradicciones del poder político y para dar voz a las víctimas refuerza el papel de los medios de comunicación como contrapeso necesario en una democracia.
La frase “hay que ser golfo” resume el sentimiento de indignación y de exigencia de justicia que recorre a la sociedad valenciana y española tras la dimisión de Mazón.
En definitiva, la salida de Carlos Mazón marca un antes y un después en la política valenciana.
La exigencia de rendición de cuentas, la demanda de justicia para las víctimas y la necesidad de asumir responsabilidades serán elementos fundamentales en el desarrollo de los acontecimientos en las próximas semanas.
La credibilidad de los líderes políticos y la confianza de la sociedad dependerán de su capacidad para responder a estos desafíos y para garantizar que tragedias como la DANA no vuelvan a repetirse sin una gestión adecuada y transparente.
La crisis política valenciana y la reacción de Rosa Villacastín son, en última instancia, una llamada de atención sobre la importancia de los valores éticos en la gestión pública y sobre el papel fundamental de la sociedad civil y de los medios de comunicación en la defensa de la democracia.
La dimisión de Mazón, celebrada por las víctimas y criticada por periodistas comprometidos, es el reflejo de una sociedad que exige justicia, dignidad y responsabilidad en el ejercicio del poder.