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Candela Peña vuelve a convertirse en una de las voces más imprevisibles y comentadas de La Revuelta.
Su participación, cargada siempre de espontaneidad y franqueza absoluta, ha vuelto a generar titulares después de que la actriz relatara una experiencia que vivió en uno de los programas de Toñi Moreno en Canal Sur y que, según sus propias palabras, todavía le deja una sensación incómoda cuando lo recuerda.
Durante su intervención, Candela comenzaba hablando de un tema completamente distinto: su asistencia al concierto de Lady Gaga en Barcelona, en el que dijo haberse emocionado como cuando era adolescente.
Sin embargo, como suele ocurrir cuando participa en el programa, la conversación dio un giro inesperado que dejó al público y a sus propios compañeros en silencio.
Fue entonces cuando mencionó el nombre de Toñi Moreno, a quien definió como “un capricho personal”, es decir, alguien por quien siente un cariño especial y con quien mantiene una conexión cercana desde hace tiempo.
A pesar de ese afecto, Candela confesó que hubo algo que vivió en una de sus visitas al magacín de Canal Sur que no pudo pasar por alto. Recordó que acudió como invitada para hablar sobre El caso Asunta, la serie en la que participa, cuando presenció en el plató una escena que le resultó especialmente delicada: una colaboradora del programa, llamada Mariví, realizaba una pérdida de peso en directo mientras las cámaras enfocaban su subida a la báscula.
Candela describió la escena con detalle y con un tono que dejaba claro que no se trataba simplemente de una anécdota televisiva.
Según explicó, ella y otra invitada estaban esperando su turno para entrar cuando vieron cómo la integrante del programa se subía a la báscula visiblemente nerviosa, frente a los espectadores presentes y los miles de espectadores que estarían siguiendo el programa desde casa.
“Yo quiero mucho a Toñi”, insistió Candela varias veces, “pero eso no lo entiendo”.
Su frase cayó en el plató como un pequeño temblor.
David Broncano, conductor de La Revuelta, intervino para reforzar lo incómodo del momento: “Eso no se puede hacer, subirla así delante de todo el mundo”, dijo, mientras el público asentía. Candela añadió que, al ver que la situación generaba angustia, decidió escribir a Mariví después por redes para ofrecerle apoyo, dejando entrever que lo que más le preocupó no fue el espectáculo televisivo, sino el impacto emocional en la mujer implicada.
Lo más relevante de su comentario no fue una crítica hacia la presentadora como persona, sino hacia el tipo de contenido que, según ella, puede llegar a normalizar dinámicas delicadas frente a las cámaras.
Candela fue clara: “No estoy a favor de todo lo que hace Toñi, aunque la adore”.
Y esa distinción, entre el afecto y la opinión crítica, fue lo que hizo que el momento resultara particularmente potente.
Las redes sociales no tardaron en reaccionar. Muchos usuarios celebraron la valentía de Candela por verbalizar algo que, quizás, otros invitados habrían preferido callar.
Otros, en cambio, defendieron el formato de Canal Sur asegurando que se trataba de un proceso voluntario, pactado y acompañado.
Lo cierto es que las palabras de la actriz han abierto un debate sobre los límites del entretenimiento, la exposición corporal en televisión y la forma en que se construye el contenido emocional en los programas diurnos.
Queda por ver si esta declaración producirá algún tipo de respuesta pública por parte de Toñi Moreno.
Lo que está claro es que la amistad entre ambas no parece en riesgo inmediato; Candela lo dejó claro: el cariño está intacto
. Pero también lo está su compromiso de decir lo que piensa, incluso cuando eso puede incomodar.
Porque si algo ha demostrado Candela Peña en su carrera es que no le interesa ser una invitada más, sino una voz que se escuche.
Y esta vez, la escucharon todos.