La salida de David Cantero de Telecinco: una historia de desencuentros, decisiones empresariales y el valor de la experiencia en televisión.
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La televisión española ha sido testigo de numerosos cambios y movimientos inesperados en sus principales cadenas, pero pocos han generado tanta sorpresa y debate como la salida de David Cantero de Telecinco.
Considerado uno de los grandes presentadores de informativos del país, su marcha no solo supuso un giro inesperado en la programación de Mediaset, sino que también evidenció las tensiones internas y la falta de valoración hacia la experiencia y el talento consolidado en el mundo de la información televisiva.
El propio David Cantero ha relatado con franqueza las circunstancias que rodearon su salida, dejando claro que fue una decisión precipitada y, en muchos aspectos, injustificada por parte de la cadena.
El desencadenante principal fue una propuesta sorpresiva de reducción salarial, algo que Cantero consideró irregular y contrario a los derechos de cualquier trabajador.
En su relato, el periodista explica que la empresa le planteó una bajada de salario sin justificación aparente, ni una negociación colectiva que afectara a todos los empleados, sino de manera individual y sin previo aviso.
Para Cantero, esto violaba la seguridad contractual que cualquier profesional espera cuando firma un acuerdo laboral, especialmente en una empresa de la magnitud de Mediaset.
La negativa rotunda de David Cantero a aceptar la reducción salarial llevó a una rápida sucesión de acontecimientos.
La cadena, al ver que el presentador no cedía, le propuso una salida negociada.
En cuestión de días, tras varias reuniones con la dirección de personal, se llegó a un acuerdo que permitió a Cantero marcharse de la empresa de manera digna y conveniente.
Curiosamente, el día que firmó su despido lo hizo con muletas, tras haberse roto el menisco practicando judo, una imagen simbólica que reflejaba el fin de una etapa marcada por esfuerzo y dedicación.
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La repercusión mediática de la marcha de David Cantero fue inmediata y masiva.
Medios de comunicación de todos los ámbitos, desde prensa escrita hasta televisión y radio, se hicieron eco de la noticia, destacando la importancia del presentador en la historia reciente de los informativos españoles.
Sin embargo, lo que más sorprendió al propio Cantero fue la reacción del público.
Miles de mensajes de apoyo e indignación inundaron sus redes sociales y canales de contacto, evidenciando el cariño y la confianza que había generado en la audiencia durante más de treinta años de carrera.
Uno de los aspectos más destacados del relato de Cantero es la importancia de la experiencia en el periodismo televisivo.
El presentador señala que, a menudo, las cadenas olvidan el valor que aporta la trayectoria profesional en la transmisión de noticias, la confianza del espectador y la credibilidad de los informativos.
La experiencia, según Cantero, es fundamental para comunicar con rigor, empatía y honestidad, y no puede ser sustituida fácilmente por nuevas caras sin el bagaje necesario.
El primer gran error de Mediaset, según el propio Cantero, fue la decisión de separar su pareja profesional con Isabel Jiménez, una de las duplas más queridas y exitosas de la televisión española.
La audiencia, acostumbrada a la complicidad y el estilo único de ambos presentadores, no entendió el cambio y mostró su descontento desde el primer momento.
Los estudios de popularidad realizados por la empresa situaban a Isabel Jiménez y David Cantero en lo más alto, batiendo récords de audiencia y consolidando una relación de confianza con el público que pocos programas logran alcanzar.

La llegada de María Casado al equipo de informativos supuso un intento de recuperar la química perdida, y aunque la nueva pareja funcionó bien y aportó frescura y humor a los programas, la ruptura inicial dejó una huella difícil de borrar en la percepción de los espectadores.
Cantero destaca la importancia de la complicidad, el sentido del humor y la improvisación en la presentación de las noticias, elementos que, según él, hacen que el informativo sea más cercano y humano, sin perder el rigor y la seriedad que exige el periodismo.
La salida de David Cantero de Telecinco se enmarca en un contexto de cambios y ajustes empresariales que, a menudo, priorizan criterios económicos y estratégicos por encima del valor humano y profesional de sus trabajadores.
La decisión de reducir salarios, reorganizar equipos y modificar las fórmulas de éxito probadas puede tener consecuencias negativas tanto en la calidad de los contenidos como en la relación con la audiencia.
El caso de Cantero es un ejemplo claro de cómo las empresas de comunicación deben reflexionar sobre la importancia de cuidar y valorar a quienes han construido su prestigio y credibilidad a lo largo de los años.
El impacto de la marcha de Cantero no solo se sintió en los índices de audiencia, sino también en la percepción pública de la cadena y en la confianza de los espectadores.
La indignación generalizada y el apoyo masivo recibido por el presentador demuestran que, más allá de los números y las estrategias empresariales, la televisión sigue siendo un medio profundamente emocional y cercano, donde la relación entre el comunicador y el público es esencial para el éxito y la permanencia de los programas.
En definitiva, la historia de David Cantero y su salida de Telecinco es una llamada de atención sobre la necesidad de valorar la experiencia, la profesionalidad y el compromiso en el mundo de la televisión.
Las decisiones empresariales, aunque necesarias en ocasiones, deben estar fundamentadas en el respeto a los trabajadores y en la comprensión de lo que realmente conecta con la audiencia.
El legado de Cantero, su estilo único y su capacidad para comunicar seguirán siendo referencia para futuras generaciones de periodistas, recordando que la información de calidad siempre debe estar en manos de quienes saben transmitirla con pasión, rigor y humanidad.