Letizia, protagonista para mal el 12 de octubre, los presentes no saben dónde mirar.
Letizia tiene un pequeño encuentro con él en privado tras el ridículo del besamanos.

Nuevamente, Letizia estuvo presente en el desfile de las Fuerzas Armadas del 12 de octubre acompañando a Felipe VI y a Leonor, los grandes protagonistas de la ceremonia.
La monarca se conformó con un segundo plano en esta festividad, aunque es algo que ella misma prefiere porque no es muy agradecida con este desfile.
Ella no quería que su hija realizase la formación militar obligatoria para una futura Jefa de Estado porque cree que es algo totalmente desfasado e innecesario, y le recuerda demasiado a los Borbón. Está más feliz con sus discursos sobre salud mental.

Como una aclamada reina, Letizia cumplió con todo el protocolo, y en esta ocasión tanto Leonor como Sofía cumplieron con su misión sin grandes equivocaciones.
La actuación de la princesa fue magistral, y cada vez más se sitúa como una gran futura reina.
Mientras que la infanta tuvo un pequeño despiste que solucionó sin que se percatase nadie.
Aunque nuevamente estuvo muy risueña y divertida, nuevamente destacó su naturalidad que la hace la más humana.
Letizia se sintió muy orgullosa de sus dos hijas durante todo el desfile. Han ensayado para este momento durante toda la semana.
Ninguna de las dos acudió a clase, en Zarzuela practicaron todo el desfile.
No podía cometerse ni un solo error, es algo que la monarca no perdona, siempre apuesta por la perfección.
Letizia pidió explicaciones por la actuación de Pedro Sánchez en el besamanos.
Los expertos en protocolo han hecho sus deberes y han estado muy pendientes de los movimientos de los cuatro miembros de Casa Real.
Las palabras y gestos de cariño a Leonor, felicitándola por su actuación, pero los graves problemas que hicieron poner el grito en el cielo llegaron en el momento de la recepción de las autoridades y los militares.
Letizia se reencontró con Pedro Sánchez. Desde la DANA, la relación con él es muy tensa. Los reyes se comprometieron con Valencia desde el minuto uno dejando al gobierno de España desamparado.
Patrycia Centeno ha categorizado este desfile como “el más aburrido” de todos los años.
Pero el momento que resalta es el encuentro de Pedro Sánchez y Letizia en el besamanos. El presidente del gobierno saludaba a Felipe VI y hacía un amago con la reina.
Le dejó con la mano en el aire durante unos segundos. “Lo de Pedro Sánchez con el protocolo es un despropósito.
Ha dejado a Letizia con la mano colgada unos segundos”, ha dicho concretamente la experta.
Este episodio ha reabierto el debate sobre el papel de la monarquía en la España contemporánea y la relación entre las instituciones del Estado.
La Reina Letizia, defensora de una monarquía moderna y comprometida con los problemas sociales, se enfrenta a la dificultad de encajar en un sistema político marcado por la confrontación y el desencuentro.
Su apuesta por la perfección y la excelencia choca, en ocasiones, con la realidad de una política cada vez más polarizada y dominada por gestos simbólicos que pueden ser interpretados de múltiples maneras.
La actitud de Letizia durante el desfile y la recepción posterior ha sido analizada por expertos y medios de comunicación, que destacan su profesionalidad y su capacidad para mantener la compostura en situaciones adversas.
Sin embargo, el protagonismo negativo que ha adquirido en esta ocasión refleja las dificultades a las que se enfrenta la monarquía en su intento de adaptarse a los nuevos tiempos.
La Reina, que prefiere centrarse en cuestiones como la salud mental y la educación, se ve obligada a participar en actos que no siempre responden a sus valores y prioridades.
La jornada del 12 de octubre de 2025 quedará marcada por la incomodidad y el malestar generado por el episodio del besamanos, un gesto que ha puesto de manifiesto las tensiones existentes entre la Casa Real y el Gobierno.
La Reina Letizia, lejos de buscar el protagonismo, ha acabado siendo el centro de atención por motivos ajenos a su voluntad, evidenciando la complejidad de su papel en la España actual.
En definitiva, el desfile de las Fuerzas Armadas y la recepción posterior han servido para recordar la importancia del protocolo y la comunicación no verbal en la vida institucional.
Los gestos, las miradas y las actitudes adquieren un significado especial en un contexto marcado por la tensión y el desencuentro.
La Reina Letizia, protagonista involuntaria de la jornada, ha demostrado una vez más su capacidad para afrontar situaciones difíciles con profesionalidad y dignidad, aunque el precio a pagar sea la incomodidad y el escrutinio público.