Nadie vio venir esto: el expresidente del Gobierno, Felipe González, el símbolo de la época dorada del socialismo, rompe su silencio y anuncia que no votará a su propio partido en las próximas elecciones y revelando lo que haría en las urnas para conmoción de la opinión pública.

Felipe González confirma que no votará al PSOE en las próximas elecciones y desvela qué hará en las urnas.

 

 

 

 

 

 

El expresidente del Gobierno Felipe González durante su intervención en el acto. A 13 de junio de 2024, en Sevilla .

 

 

El expresidente del Gobierno Felipe González ha recibido este jueves el IV premio ‘Alumni de Honor’ de la Universidad de Sevilla. 13 JUNIO 2024 María José López .

 

 

Felipe González da la espalda al Partido Socialista Obrero Español: “Conmigo nadie que haya participado en esta barrabasada contará con mi apoyo”.

 

 


 

 

 

El ex-presidente del Gobierno de España y exlíder del PSOE, Felipe González, ha hecho público su rechazo a que el partido en el que militó y al que lideró vote en su apoyo en las próximas elecciones generales.

 

 

 

En una entrevista en el programa Onda Cero, explicó los motivos de su decisión, vinculados sobre todo al respaldo del PSOE a la recientemente aprobada Ley de Amnistía, que considera “una barrabasada contra las reglas de juego y contra el Estado de derecho”.

 

 

 

Motivos de su ruptura.

 

 

González señaló que “conmigo nunca contará ninguno de los que hayan participado en esta auténtica barrabasada” en alusión a la ley de amnistía y al papel que su partido jugó en su aprobación.

 

 

Asimismo la calificó como un “acto de corrupción política” en el “peor sentido de la palabra”.

 

 

Para el expresidente la norma representa que “el Estado se somete” al perdón (“no es perdonarlos, es pedirles perdón”) cuando lo que debería prevalecer es el respeto a las instituciones y el principio de igualdad ante la ley.

 

 

Criticó además al actual líder del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por haber anticipado el fallo del Tribunal Constitucional antes de la votación y por cambiar la posición del partido respecto a la amnistía.

 

 

“¿Dónde está la virtud?”, preguntó González en alusión a la famosa frase de Sánchez de “hacer de la necesidad virtud”.

 

 

¿Y su voto? Blanco.

 

 

El exlíder socialista dejó claro que su decisión no implica que vaya a votar al Partido Popular (PP).

 

“Eso no quiere decir que vaya a votar al PP”, afirmó, y añadió que dicho partido “no tiene proyecto de país”.

 

 

Ante la pregunta directa sobre cuál será su opción electoral, respondió que votará en blanco debido a lo que denominó una “crisis de orfandad representativa”.

 

 

Reacción del PSOE y el debate interno.

 

 

 

Las declaraciones de González han generado un fuerte impacto dentro del PSOE, que hasta ahora no había contemplado una ruptura tan pública por parte de un dirigente histórico.

 

 

Desde el partido se le ha acusado de “haber comprado el argumentario de la derecha” y de cuestionar el futuro del proyecto social-demócrata.

 

 

Dentro del partido también emergen voces que advierten del riesgo que supone perder capital simbólico y electoral si destacados militantes o exlíderes abandonan el respaldo a la dirección actual.

 

 

La decisión de González implica varios efectos políticos:

 

Plantea una crisis de confianza interna dentro del PSOE, cuando el partido necesita cohesión de cara a futuras elecciones.

 

 

Refuerza la narrativa crítica sobre la ley de amnistía y su impacto en la percepción del Estado de derecho.

 

 

Abre espacio para que otros sectores del electorado socialista —o desencantados— contemplen la abstención, el voto en blanco o la búsqueda de nuevas opciones.

 

 

La ruptura de Felipe González con su antiguo partido marca un hito en la política española reciente.

 

 

Cuando un líder histórico de una formación anuncia públicamente que no le votará por considerar que ha roto los principios en los que se basa ese partido, se plantea más que una crisis puntual: se abre un debate sobre identidad política, coherencia y los límites de la lealtad partidaria.

 

 

Si bien la ley de amnistía es el detonante inmediato, lo que está en juego es la credibilidad y la conexión del PSOE con sus bases tradicionales.

 

 

Para muchos analistas, esta situación será un test de vida sobre la fuerza del partido en los próximos comicios.

 

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