España da el primer paso: el Gobierno reconoce el “dolor e injusticia” hacia los pueblos originarios de México

Claudia Sheinbaum, presidenta de MéxicoObturadorMXEl gesto del ministro José Manuel Albares reabre un viejo debate entre la reparación histórica y la revisión del pasado colonial.
El ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, ha sorprendido este viernes con unas declaraciones que podrían marcar un punto de inflexión en las relaciones entre España y México.
Durante la inauguración de la exposición La mujer en el México indígena, el ministro reconoció “el dolor y la injusticia” cometidos contra los pueblos originarios durante la época colonial, en lo que definió como una historia “compartida, humana y con claroscuros”.
El gesto ha sido recibido con entusiasmo por la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, quien lo calificó como “un primer paso importante”.
En sus palabras, “reconocer los agravios y lamentarlos engrandece a los pueblos y a los gobiernos”.
La mandataria celebró la intervención de Albares como un gesto simbólico hacia la reconciliación entre dos países que comparten lazos culturales, históricos y lingüísticos profundos.
Sin embargo, el movimiento del Gobierno español no ha estado exento de polémica.
En España, la oposición liderada por Alberto Núñez Feijóo (Partido Popular) ha criticado duramente la postura del Ejecutivo, asegurando que “no se debe pedir perdón por la historia, sino por lo que se hace hoy”.
Las palabras del líder popular reflejan una división que trasciende la política y se adentra en un terreno histórico y emocional.
¿Reparación histórica o pasado superado?
El debate sobre la relación de España con su pasado colonial lleva décadas dividiendo a historiadores, académicos y ciudadanos de ambos lados del Atlántico.
Algunos consideran que el reconocimiento oficial del daño causado durante la Conquista es una deuda moral y simbólica que España tiene con los pueblos latinoamericanos.
Otros, en cambio, sostienen que pedir disculpas por hechos ocurridos hace más de cinco siglos es innecesario e incluso anacrónico.
Los defensores del perdón institucional argumentan que gestos como el de Albares no buscan culpabilizar al presente, sino cerrar heridas del pasado con respeto y empatía.
Para ellos, reconocer el sufrimiento de los pueblos indígenas durante el proceso de colonización es una forma de consolidar una relación moderna basada en la igualdad y la cooperación cultural.
Por otro lado, los críticos —entre ellos varios historiadores y políticos conservadores— señalan que toda relación colonial forma parte del contexto histórico global, y que España no fue una excepción.
Argumentan que la población actual de América Latina desciende en buena medida de los colonos españoles y que, por tanto, no tendría sentido hablar de “agravios entre dos partes” cuando ambas forman parte de una misma historia mestiza y compartida.
Un debate que divide a historiadores
El debate sobre la “Leyenda negra” vuelve a ocupar titulares.
Para muchos intelectuales españoles, las peticiones de perdón reabren un discurso que caricaturiza la historia de España como exclusivamente opresora, ignorando los avances culturales, lingüísticos y científicos que se originaron durante el mismo periodo.
En cambio, en América Latina abundan las voces que reclaman una revisión crítica del relato colonial, que visibilice los abusos sufridos por las comunidades indígenas y reconozca su resistencia cultural.
El historiador mexicano Miguel León-Portilla ya advertía en su momento: “No se trata de culpar, sino de comprender”.
Y es precisamente esa línea la que parece querer seguir Albares: una mirada más humana, más empática y menos ideologizada sobre un pasado que sigue despertando pasiones.
¿Un gesto suficiente?
Para algunos analistas, el reconocimiento de Albares es el primer paso de una diplomacia emocional que intenta tender puentes con América Latina.
No obstante, muchos se preguntan si este gesto será suficiente o si México insistirá en una disculpa formal por parte de la Casa Real o del propio presidente del Gobierno.
Desde el Palacio de la Moncloa, se ha intentado rebajar el tono político del asunto.
“No se trata de pedir perdón, sino de reconocer una historia compartida y sus claroscuros”, explican fuentes diplomáticas.
El Ejecutivo insiste en que el objetivo no es reabrir heridas, sino fortalecer la cooperación cultural y económica entre ambas naciones.
España y México: cinco siglos de vínculos
Más allá de la polémica, nadie duda de la profundidad de los lazos entre España y México.
La lengua, la literatura, el arte, la religión y las costumbres han tejido una relación única en el mundo hispano.
El reto actual parece ser cómo reinterpretar esa herencia común sin negarla ni glorificarla, sino integrándola en una visión más madura y compartida del pasado.
Participa en el debate
¿Debe España disculparse formalmente con México? ¿O basta con un reconocimiento simbólico?
El debate sigue abierto, como lo ha estado durante siglos.
Lo que sí parece claro es que, en pleno 2025, la historia sigue viva y continúa marcando el rumbo de la política, la cultura y la diplomacia entre ambos países.